Hay personas adictas al amor, que necesitan ese subidón de energía que produce el enamoramiento. Y no es extraño, porque cuando te enamoras te conviertes en la persona feliz que siempre has deseado ser. Sin embargo, idealizar el amor puede llevarte a necesitar ese estado permanente de enamoramiento que es imposible mantener en el tiempo. Por otra parte, idealizar a la persona de la que te has enamorado conlleva varios riesgos, como la dependencia, la obsesión y también la desilusión.
El amor transforma la realidad
Sabemos bien cómo el amor es capaz de transformar la realidad. Cuando nos enamoramos tendemos a convertir a esa persona en el hombre perfecto, el príncipe azul que hemos esperado tanto tiempo. De esta forma, magnificamos sus cualidades y sus virtudes hasta convertirle en un hombre maravilloso rodeado de perfección. A veces, incluso nos inventamos un personaje totalmente distinto del que en realidad es, creándole a imagen y semejanza de ese ideal que siempre hemos deseado.
Poco importa que no sea real, porque en esos momentos la felicidad nos embarga y no estamos dispuestas a dejar escapar la oportunidad de disfrutar del hombre ideal todo el tiempo que podamos. Porque ese es el problema, el tiempo. Con el paso del tiempo el brillo de nuestro enamorado se va desluciendo y va apareciendo la realidad en forma de de molestos comportamientos, defectos que antes no estaban y manías insoportables.
En este momento podemos analizar la situación con objetividad para descubrir si ese hombre que ya está adquiriendo tintes de mortal es de verdad la persona con la que queremos compartir nuestra vida, o intentar mantener por todos los medios la ficción que nosotras mismas hemos creado. Pero cuidado con perpetuar la idealización del amor, porque tarde o temprano la realidad se impone.
Consecuencias de idealizar el amor
Todo ese tiempo que estés bajo los efectos de la idealización del amor será determinante para tu futura estabilidad emocional, así como para la continuidad o no de la pareja. Pasar de príncipe azul a sapo no afecta sólo al hombre que sufre esa transformación radical, sino que el desajuste emocional producido por el paso de la ficción a la realidad repercute más en ti misma.
Decepción, incomprensión, desánimo y desilusión son los sentimientos que aparecen una vez que termina el periodo de idealización. Si antes has magnificado sus virtudes, ahora corres el riesgo de exagerar sus defectos, así que vas a necesitar mucha fuerza emocional para ver a tu amor con perspectiva. No dejes que te embarguen las emociones negativas y retén alguna de esas cualidades que te enamoraron.
Pero no intentes mantener el ideal ficticio porque corres el riesgo de convertirte en una persona dependiente de ese supuesto amor perfecto. No es fácil competir con la perfección y si te encierras en la idea de que ese hombre es maravilloso, tu propia personalidad quedará anulada por su excelencia. No te engañes, todos somos de carne y hueso, todos cometemos errores y tenemos defectos. Y a pesar de ellos, podemos seguir enamoradas. 💞💕💖💗💑
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