(MS-202-222) La riqueza no depende de los dineros que hayas acumulado. El que tiene riquezas y no sabe ayudar al prójimo, es pobre. El que guarda con avidez los dones recibidos de Dios, es pobre. El que no sabe decir una palabra de aliento , o mostrar una sonrisa que estimule, es pobre. Pero el que, teniendo poco o absolutamente nada, sabe darse para ayudar al prójimo, ese es rico, inmensamente rico.
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